Jesús resucitado ha estrechado su solidaridad con todos los hombres, es el compañero de nuestro caminar. Está presente en el trabajo para construir el mundo según el plan de Dios, y en la misión de anunciar el evangelio. Las apariciones del Señor resucitado se distinguen marcadamente de las escenas de Jesús de Galilea, narrada en los evangelios. El ambiente realista, casi palpable, de éstas, contrasta con el carácter de sorpresa de si es o no es el Señor de llegada súbita y desaparición no puntualizada que ronda las escenas de Jesús resucitado. A ella se asemeja más la presencia de Cristo en nuestras vidas. Percibido en la fe, que -aún en la duda- avanza y es confortada. Esta fe debe, como la de Pedro en sus primeros discursos, ser manifestada con valentía y vivida con la sinceridad del que coordina su obrar con su querer. Los apóstoles serán los testigos del resucitado y lo anunciarán al mundo como el único salvador. El mensaje y los dones de la redención deben llegar a toda la gente dispuesta a aceptarlo con una sincera conversión. Solamente no se salva el que rechaza el ofrecimiento de perdón y de amor de Dios. Hoy también el Señor irrumpe en medio de nosotros y nos saluda deseándonos la paz. Hoy también nos abre el entendimiento y nos hace sus testigos en el mundo.
PRIMERA LECTURA
Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 3, 13-15. 17-19
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 4. 2. 4. 7, 9
R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta de san Juan 2, 1-5a
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 24, 35-48_
Hagamos juntos, lectura orante de la Palabra con la siguiente meditación: