En su tradicional mensaje de navidad, pronunciado durante la Bendición “Urbi et Orbi” el Santo Padre le envío un afectuoso saludo a todos los cristianos del mundo.
Pero también hizo hincapié en aspectos importantes de Navidad, como volver la mirada a Belén para reconocer en la sencillez del nacimiento de Cristo que Él “vino a estar entre nosotros en el silencio y en la oscuridad de la noche, porque el Verbo de Dios no necesita reflectores ni el clamor de voces humanas. Él mismo es la Palabra que da sentido a la existencia”.
Además, nos invitó a que en el rostro del Niño Jesús, un pequeño inocente, “reconozcamos el de los niños que en cada rincón del mundo anhelan la paz”.
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