Preparándonos para servir en la siembra del Señor



Miércoles 16 de Marzo, 2022



Reflexión para el tercer domingo de Cuaresma

Les compartimos la tercera entrega de nuestro diácono Samuel Mujica sobre este tiempo de conversión: 

El servir en la siembra del Señor, es tener presente que “el primer agricultor es Dios mismo, que generosamente sigue derramando en la humanidad semillas de bien”, por esto en el tiempo cuaresmal estamos llamados a acoger la palabra de Dios y sembrar estas semillas de fe y santidad en nuestros hermanos y hermanas más necesitados, procurando con la gracia de Dios prepararnos para la siembra, caminando en esta vida hacia la planitud del reino.

Cualquier caminante necesita echar mano de la paciencia, pues el camino es largo, arduo y costoso, expresaba San Juan de la cruz y en todo camino se presentan dificultades y tribulaciones de todo tipo. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

Jesús aparece cómo el nuevo mediador de Dios y es la definitiva revelación de Dios, quién nos señala las condiciones de este camino para entrar en el Reino. El caminar cristiano es una carrera y hay que poner los ojos en Jesús y peregrinar sin poseer una ciudad permanente, siendo huéspedes de este mundo.

Él es camino de vida y de bendición, San Juan evangelista, lo mostró al mundo como el camino por donde tendría que ir la humanidad, camino recto; quien quiera transitar por caminos de vida, tendrá que caminar con Él y por Él, símbolo del “camino” nos evoca el seguimiento, el proceso espiritual, nos habla de nuestra condición de peregrinos.  Somos extranjeros y peregrinos y ciudadanos del cielo, buscamos otra ciudad.

Aquí estamos de paso, esta tierra no es nuestra morada permanente, el Señor resucitado nos invita a salir y ponernos en camino, no es fácil responder a esta llamada, ya que amamos la seguridad y estabilidad que nos ofrecen las instituciones y todo tipo de seguridades que nos hemos ganado.

Tendemos a instalarnos en nuestras ideas, en nuestros sentimientos, en nuestros trabajos, en nuestras seguridades. Jesús también estuvo sometido a constantes tentaciones, que le invitaban a escoger otro camino más fácil, pero las venció todas y perseveró hasta el final. Nosotros también sufrimos el acoso de las tentaciones para dejar el camino. La vida cristiana se llama en los Hechos de los Apóstoles “el camino”, en este camino hacia Dios abundan las pruebas y caídas, las grandes privaciones y el hacerse violencia. Pero en esta carrera el ser humano no camina solo, Dios es su acompañante.

Leyendo el evangelio de San Juan 14,1-6, el mensaje de cuaresma del Papa Francisco y este texto, reflexionemos sobre lo siguiente:

  • ¿Cuáles son mis seguridades terrenales?

  • Sabiendo mis seguridades, ¿Cuáles de estas me impiden seguir el camino recto a la planitud del reino de Dios?

  • ¿Cuáles son las pruebas que se me presentan para seguir el camino? 

 



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