Familia educadora



Jueves 27 de Enero, 2022



Nueva reflexión de Javier González, diácono

Durante todas las semanas del verano, Javier nos irá ayudando a meditar sobre la carta del papa Francisco a los esposos:
 
Como hemos visto las dos semanas anteriores, el Papa ha enviado la carta a las familias “Año Amoris Laetitia” para destacar que vivir el Evangelio de la Familia, es experimentar la alegría del amor. 
 
La semana pasada profundizamos sobre el llamado a estar dispuestos siempre a “salir de casa”. La pandemia ha sido una realidad que nos ha exigido a muchos hacerlo.
 
En los párrafos siguientes Francisco se refiere a la educación de los hijos. Nos recuerda que el primer ámbito de la educación es la familia”. Podemos delegar en los colegios lo que es preparar a nuestros hijos en el conocimiento y en las habilidades que requieren para enfrentar la vida de adultos, pero la responsabilidad de transmitir los valores y el estilo de vida familiar, es indelegable.
 
Es en la familia donde aprendemos a amar, compartir, renunciar a nosotros mismos, escuchar, aceptar al que piensa o es diferente. El colegio, la Iglesia u otras instituciones pueden apoyar, pero nunca podrán sustituir a la familia. 
 
“Sepan que sus hijos —y especialmente los jóvenes— los observan con atención y buscan en ustedes el testimonio de un amor fuerte y confiable”. 
 
Solo hay una forma de enseñar a amar: amando, las palabras por sí solas carecen de sentido. Lo que vivan en familia será fundamental en el tipo de hombre y mujer que estamos formando, en el tipo de familias del mañana. “Educar es ante todo acompañar los procesos de crecimiento, es estar presentes de muchas maneras, de tal modo que los hijos puedan contar con sus padres en todo momento.” 
 
Pero la educación no es algo en un solo sentido. En la inocencia de los niños se dan rasgos que nos muestran cristalinamente la voluntad de Dios. Por algo Él nos dice que quién no sea como niño, no entrará en el Reino. Por ello, los padres también debemos dejarnos educar por nuestros hijos, a través de su propio comportamiento.
 
Propuesta para el diálogo matrimonial
 
1. Juntarse en un lugar tranquilo
2. Comenzar poniéndose en presencia del Señor 
3. Después de leer estas líneas, reflexionar
- ¿Cuáles son los valores que creemos nuestra responsabilidad transmitir a nuestros hijos a través de nuestra vida familiar?
- ¿En qué aspectos creemos que debemos crecer en nuestra vida familiar para poder transmitir de mejor manera esos valores?
- ¿Qué hemos aprendido de nuestros hijos en este ámbito?
 
¡Ayúdanos Señor a ser verdaderas escuelas de vida para nuestras familias!


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